El Supervisor: Cuando no ayuda pero bien que estorba

El Supervisor: El C*lero que No Apoya pero Bien que J0de – Una Mirada desde la Administración y la Antropología del Trabajo

El supervisor dentro de la teoría administrativa debería ser una pieza clave para asegurar el buen funcionamiento de un equipo. Según la teoría de la administración científica de Frederick Taylor, el supervisor ideal organiza, apoya y guía para mejorar la eficiencia. Pero ¿qué pasa cuando, en la práctica, se convierte en el mayor obstáculo para los trabajadores? Aquí entran disciplinas como la antropología y la sociología del trabajo, que nos permite analizar el comportamiento real en el entorno laboral y entender por qué ciertos supervisores lejos de ser aliados, se dedican a complicar la vida de los empleados.

1. El control sin apoyo: La teoría versus la realidad

En teoría, el supervisor debe ofrecer una retroalimentación constructiva, facilitar el acceso a recursos y guiar a su equipo. Pero la realidad, es que muchos supervisores se limitan a ejercer control sin proporcionar las herramientas necesarias. Te dicen qué hacer, pero no cómo hacerlo, dejando a los empleados sin apoyo y completamente desmotivados.

2. El poder y la alienación: Cuando el poder se malinterpreta

Según la teoría administrativa, el poder del supervisor debe ser usado para cohesionar el equipo. Sin embargo, desde una mirada antropológica, lo que a menudo ocurre es una desconexión: los supervisores usan su posición para alienar a los trabajadores. La práctica diaria revela que estos supervisores actúan como agentes de control que perpetúan la alienación laboral, distanciando a los empleados de sus propias tareas y el sentido de su trabajo.

3. La microgestión: La desconfianza disfrazada de liderazgo

La administración moderna habla de delegar responsabilidades, pero en la práctica, muchos supervisores se aferran a la microgestión. Controlan cada paso que da el trabajador, desde la forma de escribir un correo hasta la manera de usar una herramienta. Desde una perspectiva antropológica, la microgestión no solo refleja una desconfianza hacia los empleados, sino que también crea un ambiente laboral tóxico, donde el trabajador siente que su autonomía es pisoteada.

4. El impacto en la salud laboral: De la teoría a la práctica

La administración moderna reconoce la importancia del bienestar del trabajador, y muchos supervisores deberían ser promotores de un ambiente sano. Sin embargo, desde la antropología del trabajo, se observa que el estrés generado por estos supervisores tóxicos se manifiesta en enfermedades, ausentismo laboral y un deterioro general del clima organizacional. En lugar de ser líderes que cuidan de su equipo, se convierten en el origen del burnout y otras afectaciones psicológicas.

5. El supervisor como figura de poder: Una crítica desde la antropología

En la teoría administrativa, el poder del supervisor se justifica como una necesidad para mantener el orden y la productividad. No obstante, la antropología del trabajo ofrece una visión crítica, señalando que muchas veces el poder de estos supervisores no se usa para mejorar el ambiente de trabajo, sino para ejercer control de manera arbitraria. En la práctica, se transforman en figuras autoritarias que aplastan la iniciativa del trabajador, fomentando un ambiente de miedo y resentimiento.

Concluimos que

Mientras la administración en su teoría habla del supervisor como líder y facilitador, la antropología del trabajo nos muestra que, en muchos casos, estos personajes son agentes de alienación y toxicidad laboral. Un supervisor mierda no solo es ineficiente, sino que afecta directamente la productividad y el bienestar de los empleados. El reto está en transformar esa figura para que, en la práctica, se acerque más a los ideales que propone la teoría.

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